El escanciado de sidra es mucho más que una técnica para servir la bebida; es un arte lleno de simbolismo que realza el sabor y crea una experiencia única en las sidrerías tradicionales. Este ritual, profundamente arraigado en la cultura sidrera, tiene como objetivo liberar los aromas y matices de la sidra, mientras conecta a las personas con la tradición.
El proceso consiste en verter la sidra desde una altura considerable, dejando que el líquido golpee el borde del vaso. Este movimiento airea la sidra y genera una ligera efervescencia, conocida como «aguja», que intensifica su sabor y aroma. Además, se sirve en pequeñas cantidades para que se consuma de inmediato, asegurando que se disfrute en su punto óptimo.
Más allá de la técnica, el escanciado es un acto social. En las sidrerías, se convierte en un momento compartido, donde los comensales esperan su turno para probar el siguiente «culín». Este gesto simboliza la conexión entre las personas y la celebración de la sidra como un elemento central de la cultura local.
La tradición del escanciado también representa respeto por la bebida y por quienes la elaboran. Cada movimiento refleja la dedicación y el cuidado que comienzan en los manzanos y terminan en la copa.
Disfrutar de una sidra escanciada es más que saborear una bebida; es participar en un legado cultural que ha pasado de generación en generación. La próxima vez que la veas servirse desde lo alto, recuerda que ese acto encierra siglos de historia y tradición. ¡Salud!